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lunes, 10 de octubre de 2016

A unos ojos, de Rubén Darío


El sol con sus rayos rojos
ya no brilla, ya no arde;
que está dormida la tarde
y está dormida en tus ojos.
Al morir, con mil halagos
te deja en ellos el día
su vaga melancolía
y sus resplandores vagos,
y al tender la noche el velo
por las esferas oscuro
te ruega que guardes puro
el diáfano azul del cielo.
Por eso, hermosa, los tules
que en tus ojos hay presentes
son vagos y transparentes,
son soñolientos y azules.
Por eso con rayos rojos
el Sol ni brilla ni arde,
que está dormida la tarde
y está dormida en tus ojos.

Rubén Darío
Poeta Nicaragüense (1867-1916)